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domingo, 7 de noviembre de 2010

NECROLOGÍA DE UN DESENGAÑO (este artículo lo escribí el viernes)

Amanecí determinante, categórica, explícita y concluyente…no en lo que se refiere a comenzar mi rutina de ejercicios abandonados a su suerte —por culpa de la adversidad, claro—. Ni a la dieta que debo empezar con carácter urgente y que permanece en la sala de espera de mis mejores propósitos, no. Tampoco en no cantarles a mis plantas como acostumbro, ya que esto implicaría un profundo pesar en ellas pues tienen tiempo de estar muy tristes. Hoy, amanecí decidida a no dejarme convencer por la computadora, que suele quitarme muchas horas de sana actividad, tanto mental como física, así que mejor le proporcionaría a mi mente una porción de noticias solamente para estar informada sobre los tristes acontecimientos que continúan dándose en mi amada ciudad ya que no es bueno hacerse el indiferente y aunque no soy muy aficionada que digamos a llenarme el buche de notas rojas pensé ponerme al tanto de lo acontecido durante la madrugada.


Despedí con efusivos besos a mi marido (que no se sentía muy bien). Partí una manzana y me tumbé de nuevo en mi camita sobre mi sábana fresca y olorosa a jabón. Encendí la tele y…¡OH MA! ¿Telediario o Telecomerciales?…Nunca veo la televisión pero en serio, me fue imposible agarrar el hilo de las “noticias” ya que solamente trasmitían un fragmento de menos de 5 minutos de información por cada 7 ( si no es que más) comerciales. Bueno, pero ¿qué nos pasa?, ¿de qué rayos se trata esto? —me repetía con palmario estupor mordiendo desaforada mi manzana, que ante mi indignada indignación, de pronto se me atoraba en el garguero.

No puedo entender el por qué hasta los televisos, los aztecos y los multimedieros, nos tengan tanta falta de respeto y nos traten como nos trata el gobierno, como si fuéramos unos ignorantes. ¿Acaso para ellos seremos una rara especie que solamente fuchinovelas, comediantes que en lugar de dar risa dan lástima, chismes de vecindad que en su mayoría son mentiras y comerciales somos capaces de captar o ¿qué pex? Si la ciudadanía desea estar bien informada sobre lo que sucede, a través de los espacios televisivos destinados para ello, por qué cornos se aprovechan de nuestra nobleza bombardeándonos a grito pelado (como si estuviéramos sordos) y flashazos continuos, con las maravillas que ofrece "el aceite maravilla", o con las tonterías de copachavana (uf, no puedo, papáaa) con las ofertazas del borreguito o de la plomería número uno de la región. Con las mentiras de Rodrigo Medina y para rematar, con la cápsula en cada corte, del hogar de la dentadura, entre otros… ¡o sea! ¿¿¿cómo???

Resignada a quedarme desinformada y a punto de un colapso nervioso, sin poder controlar el temblor de mis manos, cambié de canal antes que se me trabara la manzana en las mandíbulas y me viera obligada a hacer una cita al hogar de la dentadura para que me la zafaran, ¡ah! pero eso sí, no sin antes hablar para que me dieran mi bono de $5,000 varos y con la certeza de ¡SIN-QUE-ME-DO-LIE-RAAAAAA! ¡¡¡WOW QUÉ MARAVILLA!!!
Por fortuna encontré una buena película y pude deglutir perfectamente mis bocados. Contenta y feliz, al final, me levanté rápido a cantarles a mis pobres plantas y ¡OH MA!

¡ellas estaban radiantes!... no entendí…


Abur =)

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