Corto se me hace el día, no me bastan
las horas para abrazarme del sol y calentar mi cuerpo que desfallece de invierno.
La noche como siempre, escondida tras el
respaldo de mi cama me espera para invadir de oscuridad mis desvelos…allá
afuera, la vida y sus sorpresas.
Yo intentaré ensayar mi último suspiro y si
mis ojos se abren a un nuevo amanecer seguiré soñando que estoy viva.
María Ayala ©